En la década de los 60 aparecieron por primera vez los cuidados paliativos en Inglaterra y en Canadá y se han ido
desarrollando a lo largo de todo el mundo. Actualmente, sabemos mucho más acerca de qué sucede al final de la
vida, en el proceso del morir por enfermedad, las causas de las complicaciones y la eficacia de los tratamientos.
La filosofía de los cuidados paliativos defiende que hay que aceptar la muerte como un proceso dentro de la vida, pero
que, sin embargo, esta última etapa de la vida puede estar libre del sufrimiento provocado por la enfermedad. Los
cuidados paliativos no contribuyen de ninguna forma a adelantar la muerte sino que ésta es consecuencia directa de la
enfermedad y no de los tratamientos o actuaciones médicas.
Se trata, sencillamente, de mejorar la calidad de vida de estos pacientes que se encuentran en fase terminal de alguna
enfermedad. Así, los profesionales que trabajan en la Unidad de Cuidados Paliativos, acompañan a los enfermos y a
sus familiares y tratan todas las complicaciones para evitar el sufrimiento. De esta forma, se aplican tratamientos para
controlar el dolor, los vómitos, las dificultades para respirar...
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