miércoles, 16 de mayo de 2007

FUMAR EN EL EMBARAZO...

Numerosos estudios demuestran que el tabaco produce efectos nocivos sobre el feto.
Los hijos de madres fumadoras pesan menos al nacer que los de madres no fumadoras (alrededor de 250g menos).
El humo y las sustancias tóxicas del tabaco pasan de la madre al feto a través de la sangre.
El bebé recibe menos oxígeno y alimento debido a la vasoconstricción de los conductos que le nutren.
Además, el riesgo de complicaciones durante la gestación aumenta.
Las mujeres embarazadas fumadoras tienen más posibilidades de tener un parto prematuro y sufrir un desprendimiento de placenta, una complicación muy grave para ellas y para el bebé. También es mayor el índice de abortos en embarazos de madres fumadoras.
Y cuando el bebé ya ha nacido, algunos estudios indican que la incidencia de muerte súbita del lactante es mayor en bebés de madres que han fumado durante el embarazo.
Lo mejor es eliminar este hábito desde el principio del embarazo. Si, a pesar de todo, le resulta muy difícil dejar el tabaco, trate de:
No fumar más de 10 cigarrillos diarios.
Apagar el cigarrillo antes de la mitad, ya que la concentración de alquitrán y nicotina es mayor en la segunda mitad.
No fumar con el estómago vacío.
Cuanto más avanzada esté la gestación, mayores serán las complicaciones, especialmente en el último trimestre.
De modo que si está embarazada y fuma aún, todavía está a tiempo de reducir los factores de riesgo.

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