Especialistas europeos en atención psicológica a las víctimas de catástrofes naturales o atentados terroristas han abogado hoy en Bilbao por entrenar en esta materia al personal hospitalario y de los servicios de emergencia porque son los primeros en atender a las víctimas de este tipo de desastres masivos.
Los responsables del proyecto europeo de Mejora de la Preparación para dar Ayuda Psicológica en Situaciones de Crisis, IPPHEC (en sus siglas en inglés), han expuesto hoy en conferencia de prensa los resultados de las experiencias sacadas de distintas catástrofes o atentados terroristas como el de Madrid del 11-M, el de Londres de 2007, o el tsunami que asoló las costas asiáticas en 2006 y el terremoto en la región italiana de Los Abruzzos.
Los participantes en este proyecto consideran que "además de la buena voluntad y la colaboración de las personas cercanas, es conveniente utilizar técnicas específicas de atención psicológica para ayudar a las víctimas que han vivido experiencias traumáticas".
La necesidad de entrenar en dichas técnicas específicas a los profesionales de los servicios de emergencia para que puedan prestar apoyo a las víctimas desde el primer momento se hace más necesaria, según han observado, en el caso del personal de hospitales, porque es el lugar a donde acuden muchas de las víctimas y sus familiares más cercanos inmediatamente después de ocurrir el desastre.
Entre las recomendaciones aportadas por estos especialistas, figura también la de mejorar la información que se da a la población y a los afectados por una catástrofe sobre lo que está ocurriendo.
El objetivo de esta medida sería, según ha expuesto el psiquiatra italiano Andrea Gaddini, autor de las conclusiones del citado proyecto europeo, intentar atajar el "lógico pánico" que se apodera de los afectados de catástrofes tanto de origen natural como de atentados terroristas masivos.
El psiquiatra Lars Weisaeth, que ha atendido a la víctimas noruegas del tsunami que arrasó las costas de Tailandia y otros países del sur de Asia en las Navidades de 2006, ha señalado que una de las herramientas más útiles que se utilizó para ayudarles a superar lo vivido fue trasladarles al lugar de la catástrofe dos años después de producirse.
Los participantes en este proyecto han concluido que es distinta la atención y ayuda psicológica que necesitan las víctimas de un desastre natural a la que requieren los afectados por un atentado terrorista ya que "el daño psicológico que produce la idea de que alguien te ha querido matar es mucho mayor que el que produce una catástrofe imprevisible".
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