PATERNIDAD
(Porfirio Barba Jacob, 1883-1942)
Un viejo triste, huraño, sórdido,cruzo mi tierra maternal.Tras lo turbio de sus pupilas hallé tan sólo ruindad.¡Cuan malo es! -dije en mí mismo-¡que no le vea nunca más! Si no reprimo mis cóleras los perros le voy a azuzar. Después -¡oh hermosura de la vida!-de aquel horrible hombre en pos iba un niño por el sendero,y en el sendero una flor.
Un vaso de agua con voz pura me pidió por amor de Dios;tembloroso y lleno de lágrimas dije: -¡Por amor suyo te lo doy!Era aquel niño vivo y fino y lindo cual lirio de abril;a través del cristal yo veía de su boca el puro rubí.-Pequeñuelo, te doy mi granja, mi pan, mi afecto: mora aquí.-Mi viejo padre gana el pan de cada día y es dichoso en mi amor.Yo comprendí...¡Oh plenitud! Y desde entonces a ningún padre odio jamás;toda miseria le redime una corona paternal.
Quien tiene un niño sublima el mundo y lo nutre de eternidad!
EL PADRE!
(Héctor Rojas Herazo, 1921-2002 )
Era una sombra,la vaga referencia de un retrato en la pared, la ausencia de su amonestación entre la infancia. Miraba lentamente sus arrugas,(las tocaba)sus ojos que seguían adivinando mis ojos y aquella amable cólera que rizaba su frente.
El silencio lo volvía una cosa viva,alguien que estaba allí, que seguía padeciendo,que buscaba en mi sangre, en su sangre,prolongar un enigma que viajaba en sus venas.
Acá, del otro lado del retrato,el día eran los almendros, las hojas en el polvo,el tedio con el lijo de sus plumas de oro.
Y allá sus duros ojos, su ondulante cabello,su corbata y sus labios comidos por la muerte.
Padre, decía entonces, soñaba entonces, suplicaba entonces,padre mío,no te olvides de mí, no me abandones.No olvides que te miro y espero.
No te olvides de ti olvidando a tu hijo.
PADRE, LO QUE MÁS DUELE...
(MARUJA VIERA, 1922- )
Padre, lo que más duele de tu ausencia es no poder hablarte.Todo esta igual en esta casa tuya y la música invade la armonía tranquila del domingo y la lluvia.
Se ríe exactamente igual que si estuvieras.
Todavía la madre tiene dulces los ojos y el hermano sonríe con la misma sonrisa y la hija te busca, para contarte sueños.
Exactamente igual sería, pero callas.Lo más definitivo de tu ausencia, lo duro, es no poder hablarte.
Sabiendo que no escuchas sentimos que perdieron su objeto las palabras.
Hasta el nombre del niño pierde un poco de lumbre,porque no está en sus letras tu voz dulce de abuelo.Y de pronto nos hiere, por tu rostro disperso,tu rostro que te copia, suavemente pequeño.
Todo está igual y ahora yo no encuentro mis pasosy la música vuelve sin llegar a tu oído.Sobre la mesa el pan ya no aguarda tus manos y está el papel en blanco y están quietos los libros.
Maeterlink nos enseña que cuando recordamos a los que ya se han ido, nos ven llegar a ellos.Esta mañana tibia te buscan mis palabras y mi amor infinito, mas allá del silencio.
CANCION PARA ARRULLAR A UN PADRE
(BEATRIZ ZULUAGA, 1933)
Ahora que a tus años te has vuelto tan pequeño Puedo llevarte en el cuenco de mi mano,Mano-abrigo, mano-nido que recoge tu ritmo ya cansado.Y cuento tus latidos padre-pequeño ahoraComo yo fui pequeña y también anhelaba caberen el puño de tu mano.
Te llamo y no puedo desligar tu memoria del árbol, de la rama, del fuego,de mi primer vocablo, de la bruja y el hada.
Tu estatura entonces copaba entera La puerta de mi alcoba y de mi alma.
Pero cuando ya estás cansado y se encogen tus carnes y tus nervios,pero crece tu corazón, casi no necesito hablarte sino sentirte, si, simplemente sentirte para llegar allí donde nace tu anhelo,donde teje Penélope el recuerdo.
Porque tú y yo estamos hechos de memorias y los dos estuvimos unidos al mismo cálido cordón umbilical de mi madre.
Y somos guardadores de sueños,constantes vigías del pasado,somos los centinelas de otros días,los recogedores de ecos,los cazadores de nostalgias.
Todo lo que tenemos nació en la misma casa al calor de las mismas frazadas sobre la misma mesa donde tú con tu mano de padre nos diste a todos el vino, el pan y el agua clara.
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