CARTA A UNAS HIJAS...

Decía Gustavo Adolfo Bécquer que "es cada lágrima un poema de dulzura
infinita" y Lord Byron aseguraba que "la prueba de un afecto puro es
una lágrima"...

Por experiencia, sé que aún os quedan muchas que derramar, en
silencio, en soledad y casi en secreto. La muerte de un padre es la
pérdida del punto de referencia de nuestras vidas y la pérdida de ese
ser que alumbró nuestra existencia, que la cultivó y que la hizo
madura,  deja siempre un frío y una oscuridad difíciles de superar...

Para mitigar, aunque sólo sea en una mínima parte, el frío y la
oscuridad que deja la desaparición de vuestro progenitor, tomad de la llama
de mi sincera amistad el calor y la luz que os ayuden a superar estos
difíciles momentos y como decía el poeta Pedro Ortiz "que no se sequen
tus lágrimas, porque se secarán los ríos de tu alma"...

Con todo mi afecto y con toda la ternura de la que soy capaz.